La precariedad mata, y se puede evitar

Necesitamos un plan de choque contra la siniestralidad laboral porque cada día, en promedio, mueren dos personas en España durante su jornada de trabajo. Con motivo del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebra cada 28 de abril, UGT ha puesto sobre la mesa la necesidad de convocar una mesa de diálogo social –entre el Gobierno, las organizaciones empresariales y las organizaciones sindicales- porque sabemos cuáles son las causas y hay formas de combatirlas.

¿Qué hay detrás de los accidentes laborales?

Ana García de la Torre, Secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT, considera que las causas de la alta siniestralidad laboral en nuestro país están fundamentalmente en la precariedad laboral, el incumplimiento de las normas de prevención de riesgos laborales, y el desentendimiento de las empresas en relación con este tema que las lleva a externalizar la gestión con fines exclusivamente de evitar sanciones.

La precariedad laboral es sinónimo de inestabilidad en el empleo. Las últimas reformas laborales, pero especialmente la realizada de manera unilateral por el Gobierno del Partido Popular en el año 2012, está diseñada para que las empresas puedan contratar y despedir fácilmente y a bajo coste. Es decir, fomenta el ahorro de costes mediante el mantenimiento de plantillas inestables, con contratos temporales, rotación de trabajadores, despidiendo incluso para evitar pagar los fines de semana o las vacaciones.

Esta situación tiene dos consecuencias fundamentales. La primera es que las personas trabajadoras asumen riesgos para su salud y seguridad a cambio de conservar el empleo, evitando reclamar medidas de protección o denunciar los riesgos que implica su actividad. La segunda consecuencia es que, con plantillas inestables las labores de formación y prevención son prácticamente imposibles, disparándose las probabilidades de accidentalidad. García de la Torre recuerda que “más de un tercio de los accidentes no tienen evaluación de riesgos”. “Desde la entrada en vigor de la ley de prevención de riesgos laborales –salvo un periodo de impass en el que los accidentes no descendieron- la tónica fue de descenso de la siniestralidad hasta, curiosamente, el año 2013 que es cuando ya está en vigor la reforma laboral de 2012 y podemos ver plenamente sus efectos” según de la Torre, que recuerda que desde ese año han fallecido más de 5.000 personas trabajadoras.

Dos muertes cada día

Los datos de siniestralidad –todavía no definitivos- del año 2020 indican que cada día 2.752 personas sufrieron un accidente laboral en España, y cada día 2 personas trabajadoras fallecieron como consecuencia de su trabajo. Se registraron 1.004.344 accidentes de trabajo, de los que 708 fueron mortales. Se produjeron menos accidentes, pero fueron más graves. Y todo eso a pesar de que, como consecuencia de la pandemia, una parte importante de la población trabajadora estuvo en ERTE o teletrabajando, lo que se reflejó en una caída del PIB de más del 10%.

Las causas de estos fallecimientos durante la jornada de trabajo fueron, en primer lugar, los infartos y derrames cerebrales, con 228 accidentes (+11,2%); los accidentes mortales por choques o golpes aumentan un 72% y los fallecimientos por ahogamiento un 50%. En cuanto a los accidentes de trabajo in itinere la primera causa de muerte siguen siendo los accidentes de tráfico seguidos de los infartos y derrames cerebrales.

El sector agrario es el que presentó la mayor incidencia y es el más afectado por el incremento en la incidencia de la siniestralidad mortal (+64%), seguido de la construcción (único de los cuatro sectores que experimenta un descenso, -11,1%), y la industria con 6,15 muertes por cada 100.000 trabajadores (+22,6%).

En cuanto a la evolución en el año actual, en los dos primeros meses se han producido 163.389 accidentes de trabajo, 105 mortales (54 en el sector servicios, 19 en industria, 10 en la construcción y 7 en el sector agrario), son 15 personas menos que las fallecidas hasta febrero de 2020 (-12,5%), lo que debe entenderse teniendo en cuenta la disminución de la actividad empresarial provocada por la crisis de la COVID-19 y no por una mejora en las condiciones laborales.

Plan de Choque y nueva ley de prevención

Además de abordar cuanto antes la derogación de las reformas laborales, UGT considera imprescindible poner en marcha una mesa de diálogo social para elaborar un Plan de Choque contra la Siniestralidad Laboral que, partiendo de un análisis de la situación, adopte medidas contundentes para atajarla. En este sentido, UGT plantea:

  • Crear la figura del delegado o delegada de prevención (territorial o sectorial) para mejorar la seguridad y salud laboral en las pymes, porque donde no hay representación sindical la siniestralidad es más alta.
  • Acabar con la mercantilización de los servicios de prevención ajenos a las empresas, adoptando un modelo que anteponga la salud de las personas trabajadoras a los beneficios empresariales, y que apueste por un sistema que promueva la integración.
  • Dotar de más recursos a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para el control y vigilancia de la prevención en las empresas, así como a la Fiscalía especial de Siniestralidad laboral.
  • Actualización del Listado de Enfermedades Profesionales para acabar con la infradeclaración existente en nuestro país. Sirva como ejemplo la ausencia de las patologías relacionadas con los riesgos psicosociales en el cuadro español de enfermedades profesionales, mientras que la OIT, en 2010, sí que incluía los trastornos mentales o del comportamiento en su listado.
  • El 2021 debe ser el año que marque el inicio de fin del enorme problema del cáncer de origen laboral. Hay que acabar con la infradeclaración de los cánceres laborales, se deben revisar los criterios para declarar una enfermedad como profesional, estableciendo en trabajo como causa prevalente y no como causa exclusiva, como sucede ahora. Si los cánceres no son reconocidos como laborales, es como si no existieran a los ojos de la prevención de riesgos.

 

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