La digitalización de la economía está suponiendo una transformación imparable en el entorno laboral, de hecho, se prevé que, en el ámbito global, en los próximos 10 o 15 años se creen 21 millones de nuevos puestos de trabajo, de los cuales el 90% precisarán de algún tipo de conocimiento digital.
España debe afrontar la transformación digital sin demora y la Unión General de Trabajadores reclama a empresarios y legisladores un profundo cambio de mentalidad, porque el futuro competitivo de nuestras empresas y, por tanto, la prosperidad de nuestra economía y la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores, depende de una transformación digital que nos coloque a la altura de otras potencias mundiales.
Aislamiento digital
El tejido empresarial español, compuesto en un 99,4% de pequeñas y medianas empresas, presenta una actitud de resistencia frente a las nuevas tecnologías. Así lo demuestran los datos del informe anual “e-PYME de 2017”, elaborado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) que señala que de las 3,3 millones de empresas registradas, casi un millón no dispone de conexión a Internet ni de página web corporativa.
El grado de aislamiento digital es mucho mayor cuanto más pequeña en la empresa. Así, las microempresas, aquellas con menos de 9 asalariados, presentan ratios de exclusión superiores a las PYMES y muy superiores que las grandes empresas. Una de cada cuatro microempresas no dispone ni de un ordenador, factor impensable en empresas de mayor tamaño.
Cuanto más pequeña es la empresa, mayor es su grado de aislamiento digital
La movilidad que aportan las Tecnologías de la Información (TIC) también son minoritarias entre las PYMES: los trabajadores dotados con portátiles con capacidad de conexión móvil y para uso empresarial son minoría: un 38,2% en las microempresas y un 27,5% en las PYMES.
Estas cifras y el hecho de que sólo un 4% de las pymes imparten formación digital a sus plantillas y que únicamente la mitad de los trabajadores españoles utilizan un ordenador conectado a Internet en su trabajo habitual, demuestran que el tejido productivo español se aferra a un peligroso inmovilismo tecnológico.
La falta de formación impide la transformación digital
España está a la cola en cuanto a talento digital, de hecho, más de la mitad de los españoles no tiene competencias digitales básicas y tres de cada cuatro empresas no ofrecen actividades de formación en competencias digitales a sus empleados. Unas deficiencias que impiden la modernización de la economía y retrasan el desarrollo tecnológico del tejido productivo.
Sólo un 4% de las pymes imparten formación digital a sus plantillas
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 77% de las empresas españolas no proporciona actividades formativas en competencias digitales a sus empleados y únicamente el 4% de las PYMES da formación a sus trabajadores.
En este sentido, UGT considera que España no se puede permitir volver a perder el tren de otra revolución. Nuestra economía no puede quedarse al margen de las transformaciones que están haciendo nuestros competidores, ganando en competitividad hasta el punto de dejar a nuestras empresas y a nuestra economía en meros comparsas.
El sindicato reclama el inicio de un profundo proceso de recualificación digital a nuestra mano de obra activa y que los poderes públicos y privados tomen conciencia de esta necesidad, para elaborar y negociar con la Representación Social, con la máxima prioridad posible, un plan exhaustivo y con alta dotación presupuestaria para formar digitalmente a los trabajadores de nuestro país.
UGT reclama un profundo proceso de recualificación digital de la mano de obra
El principal objetivo de las políticas activas de empleo, así como de cualquier plan de formación debe ser la alfabetización y la inclusión digital de los trabajadores y trabajadoras. El futuro de nuestra economía depende de ello.
Adaptar los sistemas académicos a las necesidades tecnológicas del empleo
La emergencia que las nuevas tecnologías van a tener sobre el empleo es una evidencia innegable que organizaciones como la Comisión Europa admiten ya de forma clara, advirtiendo de las consecuencias negativas de la maquinización tanto sobre el volumen como por el fuerte deterioro que tendrán sobre la calidad del empleo.
Hasta tal punto van a influir estas nuevas tecnologías en el mercado de trabajo que la Comisión estima que si se aplicasen directamente sobre los actuales procesos de producción más del 30% de los actuales puestos de trabajo serían completamente automatizados y otro 25% parcialmente. Ambas previsiones suponen que más de la mitad de los actuales empleos sufrirán un impacto directo por la automatización de tareas en los próximos 10 años.
La juventud no está suficientemente preparada para un entorno altamente tecnológico
La Comisión pone como ejemplos a seguir las economías de Alemania y República Checa que, a pesar de sus altos índices de automatización registran bajas tasas de desempleo. Y es aquí donde precisamente salen a reducir las carencias de nuestros sistemas educativos y formativos ya que, por una parte, nuestra juventud, aun a pesar de ser descrita como “nativa digital”, no está suficientemente preparada para un entorno altamente tecnológico.
Y, por otra parte, nuestra fuerza laboral no posee los suficientes conocimientos y capacidades para afrontar esta transición. De hecho, como ya se ha mencionado, un 55% de los trabajadores y trabajadoras españolas no tienen habilidades digitales básicas.
Si comparamos ambos aspectos con otros países de la Unión, el riesgo para nuestra economía es más que notable.
España no ha realizado la necesaria reconversión digital
España no ha realizado la necesaria reconversión digital para adaptar nuestros sistemas académicos a las necesidades de demanda del mercado de trabajo y que es imprescindible repensar y actualizar nuestros sistemas académicos y de formación continua laboral a los nuevos estándares y a las necesidades futuras del mercado laboral.
Incluir nuevas asignaturas en edades tempranas que fomenten el conocimiento tecnológico, el pensamiento crítico, la creatividad y la comunicación, así como incluir el Derecho a la Formación Profesional Continua en la jornada laboral, se configuran como dos reformas indispensables e inaplazables.
Además, el sindicato considera que hay que admitir que no todos los trabajadores y ciudadanos podrán afrontar esta transición con éxito y, en consecuencia, y como parte intrínseca de nuestro Estado del Bienestar, debemos confeccionar medidas de protección social inclusiva, para no dejar a nadie atrás.
Ambas líneas de actuación son necesarias y urgentes para sostener una sociedad digital basada en la igualdad de oportunidades, donde los derechos sociales de los trabajadores sean la principal característica del nuevo mundo del trabajo.
El Estado deberá establecer medidas de protección para no dejar a nadie atrás
Evitar una nueva brecha social
Una de las principales características del mercado español es su tendencia hacia la polarización a la hora de crear, o destruir, empleo en función de las cualificaciones que acreditan los trabajadores. En la última década se ha destruido un 13,5% del empleo con habilidades intermedias, mientras se crea empleo neto en puestos de trabajo con altas o bajas cualificaciones.
El resultado de esta polarización es una indudable pérdida de peso de las denominadas clases medias en el tejido productivo español.
De hecho, según recientes previsiones del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop), con proyecciones hasta 2030, 4 de cada 5 nuevos empleos exigirán un alto nivel de cualificación, aventurando un rápido crecimiento de los puestos de trabajo más cualificados mientras, en el otro extremo, pronostica un leve aumento del empleo con bajos niveles de cualificación; en concreto, puestos de trabajo relacionados con seguridad, limpieza, restauración o labores de cuidado.
La polarización del mercado de trabajo producirá la pérdida de peso de las clases medias
¿Y qué pasará con los empleos con habilidades intermedias, habitualmente asimilados a la clase media social y económica? Pues que no solo no crecerán, sino que descenderán.
Los puestos de trabajo más cualificados coparán los empleos más remunerados. Aquellas personas con cualificaciones elevadas, pero en otros ámbitos no tecnológicos, también tendrán oportunidades de empleo, pero tendrán mayor riesgo de caer en la sobrecualificación laboral.
Los trabajadores y trabajadoras con habilidades más bajas tendrán también sus oportunidades de empleo, siempre y cuando el coste de automatizar sus actividades sea lo suficientemente elevado para desmotivar a las empresas.
Y la peor parte quedará para los trabajadores y trabajadoras con habilidades intermedias, víctimas de la reducción de los costes de la tecnología, que favorecen, y favorecerán aún más, el reemplazo de sus empleos por algoritmos. Estos trabajadores, además, verían como su migración ascendente sería imposible, por la falta de competencias, viéndose arrastrados, irremediablemente, hacia puestos de menor valor y mucho más precarizados.
En este contexto, UGT reclama a los poderes públicos que se pongan inmediatamente a trabajar para frenar esta inercia y afrontar una transición tecnológica en pie de igualdad social y económica.
Es imprescindible afrontar una transición tecnológica en pie de igualdad social y económica.
Si no se hace algo a tiempo presenciaremos una nueva forma de precariedad, y estas sinergias alterarán de forma drástica nuestros fundamentos económicos y laborales, hasta el punto de crear una brecha social de difícil solución si se tarda en reaccionar.
La digitalización como oportunidad
En este contexto, el sindicato reivindica la necesidad de utilizar la revolución tecnológica como herramienta para la creación de empleo de calidad y con derechos y nos ayude a ser más competitivos y a crecer en el plano social y económico.