Necesitamos una reforma fiscal integral

El 43 Congreso Confederal de UGT ha establecido con todo detalle una propuesta de reforma integral de nuestro sistema fiscal que el Sindicato considera clave para restituir los derechos de la ciudadanía como prioridad política esencial de cualquier gobierno, prioridad que no debe estar sometida, como se hizo con la reforma constitucional de 2010, a reglas como el equilibrio fiscal o el control del déficit público.

No se trata, en ningún caso, de promover una gestión pública carente de control o ajena a los principios del equilibrio financiero. Se trata de que un sistema tributario que carga su capacidad recaudatoria en las clases medias y trabajadoras, que grava poco o nada la actividad empresarial y la acumulación de riqueza, no puede financiar educación pública, ni sanidad pública, ni ingresos mínimos vitales, ni políticas sociales, ni pensiones, ni ninguna de las cosas que permiten a la ciudadanía vivir en condiciones dignas sea cual sea su nivel individual de renta. Se trata de evitar que, ante una crisis como la de 2008, el gobierno de turno decida endeudarse para salvar a los bancos pero retire la financiación (recortes) a todo lo que son servicios a la ciudadanía.

Es necesario, en consecuencia, que el texto constitucional se desprenda de la reforma del artículo 135 y se incluya la garantía de un suelo de gasto social no afectado por las reglas del déficit público estructural. A partir de ahí, el Sindicato propone cambios en todas las figuras tributarias existentes, y la creación de algunas nuevas para, por ejemplo, ir aproximando el sistema recaudatorio a la realidad de un tejido productivo que cambia aceleradamente con la digitalización, y que suma ganancias de productividad a la vez que pierde trabajadores y trabajadoras.

Sí, UGT defiende un sistema tributario sólido, con capacidad recaudatoria, que sea capaz de redistribuir la riqueza que generamos entre todos haciendo que paguen más los que más tienen. ¿Por qué no? ¿Tenemos o no tenemos un proyecto de país? El potencial económico de un país, su atractivo para el desarrollo e implantación de actividades económicas que generen riqueza, depende de muchos factores, y algunos no dependen de la iniciativa individual sino del esfuerzo colectivo: saneamientos, infraestructuras, garantías judiciales, seguridad ciudadana, transportes, redes de telecomunicaciones, población formada… Todo eso se paga con impuestos. ¿Es justo que todo eso se haga, sobre todo, con los impuestos que pagan las clases medias y trabajadoras, mucho más que los grandes capitales y las grandes empresas? No lo es, y eso es lo que plantea la reforma fiscal que defiende UGT.

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