UGT y CCOO han exigido a Correos medidas preventivas inmediatas, tanto para los 30 mil trabajadores y trabajadoras que realizan labores de reparto en los núcleos urbanos y rurales, como para los 25 mil que se tienen que desplazar a las más de 2.500 oficinas y centros logísticos, con el fin de evitar accidentes y caídas que pongan en riesgo su salud y su vida.
Con 30.000 personas que realizan reparto en las calles, una flota de 14.000 vehículos, y otros 25.000 trabajadores y trabajadoras desplazándose por toda la geografía del Estado, la empresa postal pública todavía no ha aplicado ninguna medida para evitar riesgos. Ya ha habido decenas de accidentes y caídas de consecuencias graves que se podían haber evitado y que, de no tomarse medidas, pueden ir a más.
Correos, una empresa en la que la mayoría de sus 55.000 trabajadores realiza su jornada en la calle, no tenía prevista ninguna medida a pesar de los avisos de la gran nevada
Para ambos sindicatos, la empresa no puede poner, una vez más, el negocio por delante de la salud y la vida, ni esperar a lanzar unas instrucciones cuando ya se haya producido algún accidente mortal.
Aunque desde hace varios días se tenía conocimiento de la llegada de una ola de frío acompañada de fuertes nevadas, Correos no tenía prevista ninguna medida específica ante este riesgo. Para CCOO y UGT, que esto ocurra en una empresa en la que diariamente más de 55.000 personas tienen que desplazarse para acudir presencialmente a sus puestos de trabajo, y donde la mayoría realizan su jornada en la calle a pie o conduciendo vehículos, es la verdadera prueba de lo que a su presidente, Juan Manuel Serrano, le importa la seguridad y salud de los trabajadores/as.
Para ambas organizaciones sindicales, una vez más, la dirección de la empresa vuelve a improvisar cuando no le queda más remedio, porque aunque las dimensiones de las nevadas hayan sido extraordinarias, es inadmisible que una empresa como Correos no tenga previstas instrucciones organizativas específicas para situaciones climatológicas extremas, cuando sabe que diariamente envía a repartir a casi 30.000 personas a la calle, utilizando una flota de 14.000 vehículos, para recorrer más de 700.000 kilómetros diarios por las carreteras y calles de todo el país, y desplaza a otras 25.000 a oficinas y centros logísticos en todo el país.
El mismo viernes 8 de enero, UGT y CCOO exigieron al presidente de la empresa pública que cesara la actividad y la presión a los trabajadores y las trabajadoras
UGT y CCOO también denuncian que si esto ocurre es porque frente a los riesgos climatológicos extremos, tanto de frío como calor, Correos solo dispone de un protocolo que es un ambiguo compendio de recomendaciones, en el que intencionadamente se evita establecer medidas organizativas del trabajo que puedan llegar a paralizar la actividad. Por ese motivo, aunque en muchas provincias oficialmente se declaraba la alerta roja y se suspendían la mayoría de actividades, el viernes día 8 de enero Correos seguía como si tal cosa, produciéndose incluso situaciones inaceptables en las que se exigía a los trabajadores de reparto que salieran a repartir. Esta circunstancia supone un riesgo especialmente grave en el caso de los servicios rurales, que recorren las carreteras para atender las pequeñas poblaciones, por lo que el mismo viernes requerimos al presidente de la empresa pública para que cesara la actividad y la presión a los trabajadores.
El riesgo de caídas y accidentes es un hecho a causa de las nieve acumulada y las heladas, lo que ha conllevado, a fecha de hoy, decenas de accidentes y caídas, algunas de ellas de gravedad con rotura de articulaciones y contusiones importantes. Pero 48 horas después, Correos sigue en silencio, y la falta de información de la empresa tiene desconcertado a un colectivo de miles de personas que no saben a qué atenerse, y no saben cómo se desarrollará su trabajo el lunes en la calle, o qué pasará si no es posible llegar a los centros de trabajo.
CCOO junto a UGT exigen a la empresa, y al presidente Serrano como su máximo responsable, que deben adoptarse de inmediato medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores, tanto en los desplazamientos al trabajo, como en las tareas de reparto. Esta debe ser la única prioridad en un momento como el actual, además de concretar un verdadero plan de emergencia que evite que estos hechos vuelvan a producirse.