El futuro son las 32 horas

El modelo económico impuesto por el ultraliberalismo en prácticamente todo el mundo a lo largo de las últimas cuatro décadas ha hecho que las ganancias de productividad hayan dejado de repercutir en una reducción de las horas trabajadas, y hay que revertir esa tendencia. Para crear empleo, para favorecer la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo, para avanzar en la igualdad de las mujeres en el ámbito laboral, para contribuir a una mejor salud y calidad de vida de las personas trabajadores, e incluso para potenciar el crecimiento económico y la transición ecológica hay que reducir las jornadas de trabajo.

UGT considera, y así lo han establecido las resoluciones del 43 Congreso que se acaba de celebrar en Valencia, que hay que avanzar hacia las 32 horas semanales sin reducción de salarios, porque el futuro será tecnológicamente más avanzado, y habrá que impulsar procesos de formación permanente de los trabajadores de manera más generalizada.

El debate de las 35 horas está superado en Europa, por mucho que el Gobierno lo haya incluido como objetivo en su Plan “España 2050”, y si somos Europa para algunas cosas, lo tendremos que ser para todo.

Según un análisis realizado por el Servicio de Estudios de UGT, en España en 2019 se trabajaron -en promedio- 38 horas más que 1990. Al estancamiento en la reducción del tiempo de trabajo, se ha sumado una mayor flexibilización del mismo, con mayor capacidad de las empresas para fijar las condiciones de forma discrecional, una distribución irregular de las jornadas de trabajo (turnos cambiantes y horarios atípicos), una utilización abusiva de las horas extras, y un mayor peso del empleo involuntario a tiempo parcial.

Desde que estallase la crisis económica de 2008, la jornada semanal -promedio total- en España se ha reducido en 1,6 horas, el doble que la media de la UE-28, lo que guarda relación directa con el incremento del empleo a tiempo parcial, cuyo porcentaje sobre el empleo total ha aumentado casi 3 puntos en el periodo 2008-2019.

Según datos del INE (2019), hasta un 59,6% de los hombres (de entre 15 y 64 años) trabajan a tiempo parcial por no haber podido encontrar un empleo a jornada completa; un problema que afecta en mayor proporción en el caso de las mujeres, pues a pesar de registrar una tasa de parcialidad involuntaria inferior (52,6%), ocupan el 75% del empleo a tiempo parcial.

En la coyuntura actual, marcada por las políticas de reconstrucción económica y social para superar la crisis derivada de la Covid-19, así como por el impulso e implantación de la digitalización, la reducción de la jornada laboral sería una palanca para recuperar el empleo perdido e impulsar un nuevo modelo productivo y laboral más justo, en línea con los compromisos de la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 (ODS 2030) y el Pilar Europeo de Derechos Sociales.

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